miércoles, 7 de diciembre de 2011

LOCUS AMOENUS




El lugar perfecto se construía en donde Ella se posaba, Ella, la pequeña Natalia, tenía un aura que embellecía todo a su alrededor hacía todos lados, como si ella fuera el centro de una burbuja invisible que cambiaba el mundo en algo hermoso, un lugar que cualquier sueño humano no es capaz de concebir, era como una luz suspendida que ilumina todo a su alrededor. En donde ella caminaba, todo florecía, todo brillaba, todo cambiaba en un instante y se podía saborear hasta la luz del más delicioso nepente más embriagante que la mitológica ambrosía misma. Natalia no se daba cuenta de esto pues para ella el mundo era así de bello y había llegado a ser para ella su entorno normal por lo que suponía, o ni siquiera lo hacía, que todo el mundo era así. Así vivía ella en el mundo, sola, dejando experiencias inexplicables a los que dichosa o desdichadamente entraban en ese mundo etéreo, digo desdichadamente por que algunos después de haber vivido tan sublime momento,  no lograban después dicha en las cosas que corresponden a los mortales.

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