lunes, 12 de diciembre de 2011

LA RESURRECCIÓN


Ciento seis  años habían pasado desde el día que lo habían enterrado, poco el sabía de lo que acaecía ahora al mundo, despertó de entré la maleza que cubría su descuidad tumba, que tan descuidada estaba que se había partido a la mitad y por esa rajadura en piedra que había dejado escurrirse la luz, Él salía ahora desde el lugar de donde pocas veces alguien sale. El sol arrugo sus ojos por el reflejo del cuerpo, pero sintió de nuevo el calor, el viento, las voces y la brisa, sintió de nuevo al mundo en toda su decadencia, vio tales cosas tan absurdas que deseó regresar a la tumba, vio un día maravilloso pero sin niños en la calle; vio un sol precioso cubierto por humo negro; vio gente caminando al lado de otras pero sin verse ni hablarse, entretenidos en objetos inertes; vio cuerpos sin almas, voces sin sentimiento; vio grandes edificios y voluntades pequeñas; vio falta de amor, odio en los ojos, temores a flor de piel y la gran incapacidad de compasión. Todo esto vio y decidió que la mejor respuesta era regresar a la tumba, quizá todo estaría mejor en otros ciento seis años más.

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