lunes, 5 de diciembre de 2011

EL BANQUETE


La mesa roja estaba servida con platos distintos, con vasos de colores de vidrio teñido, con platería de distinto tamaño, y ella solo pensaba en “lo difícil que sería perderla”, se enjuagaba las lagrimas con sus guantes blancos y tomaba otro bocado de comida, lo veía detenidamente y después lo lanzaba hacía atrás, después repetía el proceso, ella estaba en silencio, sentada frente a la mesa en su sillón de cuero a la cabecera, solo ella estaba allí pues ya nadie se atrevía a comer con ella, solo era lamentos y nostalgias pues se pensaba de nuevo en un mundo sin Ella. Lo que no sabía era que ya la había perdido, pobre la sensatez que se fue de ella y en su lugar dejo a sus anchas a la locura.

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