Unos rezan, otros cantan, unos lloran y yo pienso. Que lamentos los que se escuchan, que sollozos acompañados del viento, cuán duro es el dolor que no se acompaña de sus atributos conferidos, de sus costumbres preferidas, de sus paradigmas estancados, que duro el dolor de irreverente frialdad, cuán engañosa la máscara, cuán irrespetuosos los prejuicios, que difícil haber perdido sin encontrar consuelo en las vacías palabras repetidas de los creyentes ajenos, que verdadero el dolor falto de representación, que verdadero… que verdadero es por dentro.
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